El colecho es una práctica ampliamente debatida en el ámbito de la crianza infantil, donde padres e hijos comparten espacio para dormir durante la noche o en siestas por la tarde. Aunque implica ciertas opiniones y diferencias entre los expertos, genera una serie de consideraciones y preguntas comunes que pueden influir tanto en su decisión como en la duración de esta práctica. A continuación, abordaremos diversas perspectivas y preguntas frecuentes sobre el colecho.
Recomendaciones de duración del colecho según especialistas
Los especialistas suelen plantear ideas distintas sobre cuánto tiempo dura el colecho y qué factores pueden ser determinantes para su adopción, modificación o extinción. Algunos psicólogos y pediatras aconsejan un periodo entre 2 y 5 años, mientras otros sugieren adaptarlo a las necesidades específicas del niño y de la familia.
Hasta los 3 años
Esta recomendación es planteada por pediatras que consideran que el colecho es una herramienta indispensable para establecer vínculos emocionales y de seguridad entre padres e hijos. Observan que el apego durante la crianza es fundamental para establecer una relación sólida y de confianza entre progenitores e infantes.
Hasta los 5 años
Otros profesionales sostienen que el colecho puede ser más perdurable en el tiempo y puede prolongarse hasta los 5 años de edad. Creen que esta práctica contribuye al desarrollo emocional y psicológico del niño de manera más prolongada.
Establecer límites en la duración del colecho
Algunas de las razones para finalizar el colecho se vinculan con considerar que el niño ya ha alcanzado un umbral suficiente de madurez emocional y física que permite su independencia para dormir en un espacio propio o que los padres desean recuperar su espacio y privacidad.
Incluir adaptaciones a la práctica
La flexibilidad ante el colecho puede ser una característica muy útil para efectuar adaptaciones en la práctica, ya sea por.»
- Motivos de seguridad: si el bebé se mueve en exceso o se despierta frecuentemente, poniendo en riesgo su seguridad y la de los padres al compartir la cama.
- Los padres desean retomar tiempos y espacios para la pareja en función de la intimidad.
Colecho con diferentes opciones de mobiliario
El lugar donde se practica el colecho es otro aspecto a considerar y que puede hacer más atractiva esta práctica para las familias:
- Cama compartida: El bebé duerme en la misma cama que los padres. Es esencial seguir las recomendaciones de seguridad como posicionar correctamente al bebé y evitar tapados, almohadas y objetos que puedan causar asfixia.
- Cuna colecho: Este mueble se adosa a la cama de los adultos y permite al bebé tener su propio espacio pero mantener el contacto físico o visual con los padres. Suele ser una opción muy atractiva para quienes no desean compartir completamente la cama con sus hijos.
No existe una duración «correcta» o «incorrecta», pero sí es fundamental tomar en consideración el bienestar emocional y físico del niño y de los padres, así como los límites y puntos clave para hacerlo de manera segura y efectiva.